Siempre
torpe y distraída y pensando en pájaros pintos o en un dibujito que hacían dos moscas
en el techo…
Parecía
tener todo lo necesario para ser feliz, sus enormes ojos marrones miraban
maravillados la luz tenue que despedían
las estrellas pegadas en el techo, con
las manos entrelazadas contra su pecho esperaba la llegada del único capaz de
hacerla soñar… convencida de haber sido plantada una vez más se pierde sonriente
en un torbellino de color… sabe que su ausencia es lo mejor.